
Estaba escribiendo sobre el amor verdadero, y me encontré con la historia al rededor de la Cuidadela Maya Tikal ubicada en Guatemala. La construcción de las dos pirámides cuyo efecto en los equinoccios de primavera y otoño inspiraron este cuento.
El Amor del Rey del Sol
Había una vez un Rey cuyo nombre era Jasaw, su pueblo le llamaba el Rey del Sol y gobernaba la imponente ciudadela maya llamada Tikal. Era guapo, alto y majestuoso en su forma de hablar, era admirado por su pueblo y asediado por las mujeres; pero él sólo tenía ojos para su amada esposa Lady Lahan; cada mañana se sentía feliz por despertar a su lado y le dejaba saber con cariñosos detalles cuánto la amaba. Ella no necesitaba tantas demostraciones, le bastaba verlo en sus ojos; pero él estaba seguro que no había habido un amor más grande y estaba decidido a que éste venciera incluso a la muerte.
Un día, mandó llamar a sus arquitectos, y les pidió que idearan dos pirámides que al morir fueran las tumbas de su esposa y de él, pero eso no fue todo, pidió que siendo el rey sol, él pudiera tocar a su amada esposa aún después de muerto. Los maestros le explicaron que cumplirían su deseo con cada equinoccio de primavera y otoño, el sol se levantaría de espaldas al templo de él y bañaria con su sombra el de ella; era una idea brillante y sumamente romántica, pero cuando Lady Lahan se enteró no estuvo de acuerdo, dijo que el amor no podía desafiar al tiempo, a menos que fuera recíproco, así que pidió que por la tarde, el astro se posara detrás del templo de ella y que entonces cubriera el de él.
Los reyes tuvieron una vida plena y feliz, cuando murieron, sus restos fueron colocados en cada una de sus tumbas. Juntos encontraron la manera de vencer a la muerte y al tiempo: dos veces al año, Jasae se asegura de que ella sepa que sigue presente; pero el baile es de dos, así que ella también lo cubre.
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Así creo que es el amor, podemos sentir muchas cosas cuando amamos, no siempre placenteras; pero tal como sabemos que el sol saldrá cada mañana, deberíamos de tener la certeza de que pese a las diferencias, podremos contar con esa persona amada, incluso si ya no estamos en pareja; pero si el amor nos hace sentir incertidumbre, ¿para qué lo queremos? Seamos claros y valientes; no perdamos tiempo en tratar de convencer o en justificar; si encontramos el amor, demostremos de qué tamaño es, porque si existe algo mejor que estar enamorados, es sentir la certeza de que somos correspondidos.