Imposible no escribirle al amor en un 14 de febrero. Como cualquier romántica empedernida, viví años enamorada del amor romántico, de ese que vemos en las pelis, leemos en las novelas palomeras y escuchamos en las canciones. Muchos muchos años batallé en mi mente y en mi corazón con la idea del amor VS sus versiones reales.
Hoy veo el amor como un verdadero motor que me lleva al amor de mi vida todos los días, quisiera decir que soy yo, es decir, quisiera decir que “yo soy el amor de mi vida”, y sí pero es una frase un tanto ególatra aunque cierta que no termina de convencerme. Hoy quiero escribirle ésta carta a quien hoy identifico como el amor de mi vida: LA VIDA.
Al Amor de Mi Vida:
En estas letras quiero expresarte lo mucho que te amo. Amo vivir, con todo lo que eso significa, te veo como el regalo más hermoso que Dios me ha dado y abrazo con todas mis fuerzas que, a pesar de los bemoles, te siento en cada aliento y cada paso que doy.
No es que siempre me traigas cosas fáciles o hermosas, pero justo eso es lo que amo de tí, de todas formas encuentras la manera de compensar las pérdidas , los desamores, los sinsabores y los problemas. La vida que he tenido hasta ahora ha sido extraordinaria, he sido amada desde niña, he conocido la risa, el llanto y la nostalgia, siento la vibra de tu presencia en cada poro de mi cuerpo y te veo reflejada en los ojos de mis hijos. Quisiera pensar que me tienes un camino lleno de sorpresas maravillosas, pero después de 45 años de conocernos, me queda claro que también sueles enseñarme tu lado más oscuro, pero eso es lo que pasa con los que amamos, nos mostramos tal cual somos y aun así nos quedamos. No me cabe la menor duda que seguiremos juntas hasta el final, hasta que un día mi cuerpo físico no tenga nada más que hacer aquí; aun así sé que mostrarás una nueva faceta de ti. Creo firmemente que te debo disfrutar aquí y ahora, pero también tengo una fe ciega en que existes de otra forma en otro plano. Por eso te vivo sin temor, ahora sin prisa (antes sentía que te me ibas), tengo miles de preguntas sobre nosotras que entiendo claramente que no me responderás sino con el paso del tiempo, a mi ser curioso y un tanto controlador, en ocasiones le gustaría saber qué nos depara el futuro, cómo viviremos las mañanas y las noches; cuando pienso en eso, recuerdo que muy poco de lo que pensaba antes sobre el futuro verdaderamente pasó. Por eso ahora mi intención es abrazarte todos los días mientras respire, ver el sol y la luna cuando sean visibles, o sentirlos cuando no lo sean, percibir tu gracia en los detalles más sutiles.
Te cuento que muchas veces siento que no eres una, sino varias. Me explico: tus facetas son tantas y tan variadas que muchas veces pienso que no he vivido una, sino varias vidas en ésta misma existencia. Me remonto a la niña y joven que fui, me tomo un momento para revivir las sensaciones que me acompañaron como mujer joven a mis 20 s y 30 s, y pareciera que he podido vivir varias vidas. A veces me siento tan lejana de esas “otras yo”, que tengo que hacer un verdadero esfuerzo para buscar en mi interior, la esencia las conecta con la mujer que soy ahora. Sé que te amo porque te espero ansiosa cada mañana, me haces reír y llorar y aun así te quiero sentir siempre junto a mí.
Solo quiero terminar diciendo…
Sé que te amo porque he dejado de juzgarte y estoy abierta a lo que traigas en las manos. Sé que te amo porque confío en tí aunque eso signifique que a veces parezca que me falles. Sé que te amo porque eres la constante silenciosa que sostiene todo lo demás. Lo mejor de saber que te amo, es sentir que soy correspondida.