El Mundo Sería Diferente si Todos Tuviéramos un Mentor

Se me ocurrió hablar de los mentores porque muero de ganas por tener uno. Los mentores  aconsejan o guían a otros a lograr sus objetivos; son personas que por sus conocimientos o experiencias fungen como orientadores para aquellos menos experimentados. Una de las relaciones más famosas de mentoría de los últimos tiempos fue la de Marc Zuckerberg y Steve Jobs. Jobs fungió como mentor del CEO de Facebook, cuando Steve falleció, Marc publicó: “Steve, gracias por ser un mentor y un amigo. Gracias por demostrar que lo que construyes puede cambiar el mundo. Te extrañaré». 

Esta historia demuestra que  hasta los más innovadores y creativos necesitan mentores; y deja claro que un mentor también es un modelo al cual seguir. Otro ejemplo famoso de mentoría fue la relación entre Oprah Winfrey y Maya Angelou, en este caso Oprah expresó que  “ella siempre estuvo allí para mí, guiándome a través de algunos de los años más importantes de mi vida. Los mentores son importantes y no creo que nadie llegue al mundo sin alguna forma de tutoría”. Estoy totalmente de acuerdo, todos necesitamos un mentor y el mundo sería un mejor lugar si lo tuviéramos. Afortunadamente, la mayoría de nosotros los hemos tenido, tienen los nombres de nuestros padres, abuelos, tíos, primos o amigos; pero con el paso del tiempo, las figuras de mentoría en nuestros caminos van siendo menos evidentes, especialmente en el ámbito profesional. No todos son Jobs o Angelou, y en ocasiones, los expertos no guían, en el mejor de los casos, dirigen, -que no es lo mismo-. En este momento de mi vida creativa, me encantaría un mentor que guíe mi pasos, con ello en mente, lo primero que me pregunté fue ¿dónde se encuentra a un mentor?; ¿se pone un anuncio?, ¿se publica una solicitud?, ¿ellos te buscan, o tú a ellos?, ¿qué pasa si no eres Zuckerberg  Oprah?, ¿no sería maravilloso que hubiera una lista de mentores en la web?; ¡pues sí los hay!. 

Existen páginas que te ligan a un mentor tal como los sitios de citas te ayudan a ubicar una pareja; en otros escenarios se pueden pagar asesorías o ingresar a incubadoras o incluso algunos expertos sugieren asistir a eventos o buscar en redes sociales. Hay varias formas para encontrar mentores en el ámbito profesional; en el sentido económico, la consultora Micromentor afirma que “cuando los líderes tienen mentores, aumentan sus ganancias hasta un 83 por ciento”; el mutuo beneficio de la mentaría salta a la luz, ya me quedó claro el porqué existe una jugosa industria alrededor de la mentoría. Pero encontrar estos datos me hizo plantearme otra serie de preguntas: ¿las mentorías entre la Madre Teresa y el Padre Michael van der Peet habrán tenido un pago de por medio?, ¿Bill Gates y Waren Buffet  habrán intercambiado números de cuenta?, ¿era admiración mutua?, ¿qué fue lo que vieron los expertos en los amateur para convertirse en sus mentores? y ¿de qué está hecho un mentor para ayudar a otro?, ¿que recibe a cambio cuando no hay cuotas de por medio?. En ningún momento desvalido los programas de mentoría, -simplemente digo que ninguno-, por bueno que éste sea, podría sustituir la relación estrecha que sucede entre el mentor y quien recibe la mentoría; el verdadero valor de un mentor sucede cuando la relación se vuelve personal.  María Pliego Vallesteros, autora del libro “Valores y autoeducación” lo expresa brillantemente “La mirada objetiva y serena de alguien que nos quiera y conozca –una persona centrada, madura, con criterio, sin envidias ni predilecciones, sin adular ni sobajar—, nos será de suma utilidad. Pueden ser nuestros padres o hermanos, amigos o maestros. ¡Cuánto descubrimos de nuestra personalidad al ver la imagen que de nosotros tienen los demás!”. 

En mi caso, me convertí en mentora de algunos alumnos o colegas de trabajo;  no fue planeado, simplemente se fueron dando los momentos, las preguntas o las coincidencias para que de pronto me encontrara guiando en un momento dado a cierta persona. A la par, he tenido mentores extraordinarios en mi caminar; si separara cada etapa de mi vida, la lista de personas que han guiados mis pasos sería muy grande en cada etapa. En cada relación que tuve con ellos se quedó la semillita de lo que son, por lo que estoy convencida de lo que un mentor siembra en lo otra persona, depende muchísimo del terrero; es decir, lo que nos apropiamos de un mentor está en función de quienes somos, de lo que nos hace sentido en la vida u obra de aquellos a quienes admiramos, o incluso de nuestras carencias. Por eso estas relaciones son tan particulares, porque se van formando de una forma única e irrepetible. ¿No sería increíble tener la puerta abierta para que cuando cualquiera de nosotros la toquemos se diera la magia entre quienes nos rodean?. 

No siempre sabemos cómo llegar a donde queremos y eso no significa que no sepamos a dónde vamos. Por eso no me cabe la menor duda  de que el mundo sería diferente si todos tuviéramos un mentor; además, en esa clase de relaciones, tan fructífero es recibir, como dar; en esa ecuación nos mostramos, crecemos y aportamos de maneras extraordinarias. 

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