Hablemos del Amor

Esta vez me costó escribir sobre el amor, ¿qué es eso? Para un ser tan controlador como yo, encontrar la línea entre dejar ir y persistir es complicadísimo. Todo el mundo habla de soltar, yo misma lo promuevo, pero confieso que es más un deseo o un destino al que quiero llegar VS  mi estado actual. En concreto: ¿Cuándo y cómo sabemos hasta cuándo dejar ir? Pero aún, y ¿si la encrucijada involucra al amor?

Me explico: el amor que conocemos en diversas relaciones tiene un carácter móvil, es decir, el amor va y viene, a veces por la misma persona. Al estar casada por más de 18 años, te lo puedo asegurar, no he amado a mi esposo de forma lineal nunca; a veces parece que me falta el aire cuando estoy con él, y otras quisiera que nuestra relación terminara, ¡así de radical! Observarme me ha enseñado a no sentenciarme por esas olas de emociones y simplemente la veo pasar; algunos días de mayor introspección genuinamente me detengo a tratar de entender las circunstancias que nos llevan (o me llevan) de un punto a otro. Lo único que queda claro es que siempre hay momento y también certeza, porque llego una y otra vez a la conclusión de que el amor que habita en mi corazón es genuino. Entonces ¿por qué a veces es tan difícil?

En el “deber ser” parece tan fácil: te amo, me amas y así nos vamos… ¿entonces? Creo que nos cruzan ideas de supuestos por la cabeza: suponemos que la persona que escogimos cambiará o mejorará con el tiempo (como si fuera nuestra misión de vida que así sea o como si la forma que tiene el otro de ser fuera mala); suponemos que el amor que nos tiene solucionará las diferencias culturales, los problemas económicos y las rutas de escape que cada uno emplea para seguir ahí. Es mucho peso para el amor, es muy ingenuo pensar así, y, de todas formas, lo hacemos. Nos sentamos a esperar que esto o aquello cambie y que él o ella sean asertivos, empáticos, responsables, leales, amables y alegres simplemente por el hecho de que nos aman. ¡Qué rara expectativa! ¿Y si partiéramos al revés?, ¿Y si desde antes de enamorarnos nos diéramos una dosis de congruencia asumiendo que no será como queremos?, ¿Nos volvemos pesimistas al hacerlo?

Si me pudiera encontrarme conmigo a mis 17, que fue cuando tuve mi primer novio, me diría que lo tomara con calma, que también el amor es una obra en proceso (tal como lo somos todos), me explicaría que los errores y elecciones de mi pareja rara vez tienen que ver conmigo, me explicaría que todos solemos ser muy románticos y queremos del otro lo que no nos damos ni a nosotros mismos; me invitaría a vivir el amor enamorada y sin temor a ser lastimada, porque en realidad no duele el amor, duele la ilusión que nos formamos sobre él. Me diría sobre todo que no hay prisa NUNCA; no hay prisa para dar el primer beso, ni tampoco para dar el último; que todo puede esperar: el sexo, los hijos, la boda, la casa, ¡todo!  Me explicaría que querer llevar una relación de un punto a otro es lo que la lastima y la aleja de ése preciso instante que no volverá. Sobre todo, me acercaría a susurrarme una y otra vez: “mientras tú te ames, lo demás estará bien”.

Ahora, cerca a mis 50 y llena de lo afortunada que he sido por amar y ser amada, me conozco más. Sigo intentando no tomármelo personal y he decido amar; sí, porque el amor es una decisión que tomamos todos los días. Amarnos y amar es una elección. Partiendo del punto sobre el amor propio, me pregunto ¿el que me ame a mí misma, implica que me ciegue ante la realidad de que no soy perfecta?, porque eso justamente es lo que le pido a mi relación de pareja muchas veces: la perfección que no existe, ni en nosotros, ni en los demás. Entonces, qué ridículo resulta desear que nuestra pareja nos solucione la ansiedad, la economía, nuestros deseos, la ambición romántica y afectiva y también la vida que muchas veces compartimos como padres de nuestros hijos. Regresando a mi yo hablándome a mí misma me diría con amor y paciencia: “Nadie, a veces, ni tú misma, puede darte todo. Tener y sentir todo lo que venga te corresponde sólo a ti”. 

Miembros

No te pierdas ninguna publicación.