¿Por qué será que en ocasiones ser pareja se confunde con convertirse en el papá o la mamá del otro?. Es cierto, algunas mujeres adoptan el Síndrome de Wendy, es decir, regañan, quitan o dan permisos, o educan y señalan; mientras que algunos hombres creen que sus compañeras son como sus hijas a quienes deben de mostrarles el camino. No es que cuidar del otro esté mal, o que ayudarnos a crecer mutuamente no sea parte de la relación, pero cuando vamos sustituyendo la complicidad, la camaradería, el respeto o la tolerancia por estándares que esperamos que el otro cumpla, y que además, exigimos, es muy probable que la relación también se dirija hacia un lugar alejado del concepto de pareja.
Para colmo, la carga de este tipo de conductas suele depositarse en quienes asumen el rol de protector, es decir, de entrada ser pareja no es fácil, imagina sumarle el rol también de ser mamá o papá; por eso, la ansiedad, la depresión o el enojo, vienen con la factura de quienes asumen el doble papel. Pensemos en Wendy por ejemplo, la niña “grande” de la película de Peter Pan de Disney, no sólo se autoimpuso la figura de mamá con sus hermanos mientras estos jugaban a combatir a los piratas, sino que cuando la aventura se volvió real, ella simplemente cambió de casa para convertirse en la mamá de los niños perdidos también. ¿Porque a Disney le pareció atractivo ese modelo de mujer?, pues porque erróneamente muchas mujeres quieren ser mamás de todos, de los amigos, de los hermanos, de las parejas, de otras mamás, en fin…se dice que naturalmente las mujeres buscamos ser la figura materna, y también se relaciona la imagen femenina con la de de la maternidad; pero creo que no hay que exagerar. En ningún lado está escrito que la maternidad signifique que en todas nuestras relaciones debamos jugar ese rol, también podemos ser las amigas, las cómplices, las aliadas, las socias, etc, y para cada relación que nos rodea el calificativo puede ser diferente y por lo tanto se juega con características diferentes. Pero como muestra de que el síndrome de Wendy existe, les voy a contar sobre una pareja que conocí en una reunión, fue terrible observar como ella lo “regañaba” todo el tiempo, que si ya no tomes, que si ya no comas, que si no se dice eso, que si así no fue, !ash! no puede ser… ¿En qué momento una amante se quiere poner el título de mamá?, y digo amante porque tal cual la definición de esta palabra es: “que siente una intensa atracción emocional y sexual hacia una persona y desea compartir una vida en común con ella”. Tal definición es completamente diferente a la de un padre o madre, así que da igual el nombre que le pongamos a una mujer dentro de una relación, es decir, nos podemos llamar esposa, pareja, novia, free, onda, o como sea; el título no es importante, lo más importante es mantener la relación entorno a la complicidad y el amor filial, no parental.
Pero ojo, no sólo las mujeres nos confundimos de rol, algunos hombres son los guías eternos de sus parejas, les encanta decirles qué hacer, qué ponerse, a donde ir, dónde vacacionar, cuando y qué opinar, qué comprar para comer o cómo decorar la casa. Repito, no tengo nada en contra de la colaboración, al contrario, pero si buscamos una madre o un padre en nuestras parejas, la relación termina siendo un fastidio para alguno de los, si no es que para ambos. Tampoco tengo nada en contra del cuidado y protección que provee un hombre, ni de la feminidad, guía y cuidados de una mujer, pero me resulta peligroso y aburrido observar que ciertas relaciones se quedan atorados en ese estado. Y es que ¿quién quiere llevar a su mamá o su papá a la fiesta todo el tiempo?. La vida ES la fiesta, dejemos que los invitados jueguen el rol que les toca; a nuestra pareja no le toca ser nuestro papá ni a nosotras nos toca ser su mamá.