¿Y si no salió como esperabamos?

¿Qué pasa cuando a pesar de que nuestra planeación parecía ser muy clara, llegamos a un lugar completamente diferente? Yo tenía un plan claramente definido: trabajaría en la Universidad, me graduaría con honores, estudiaría una maestría en una universidad prestigiosa, trabajaría en grandes corporativos mientras mis primeros emprendimientos fueran surgiendo; me casaría arriba de los 35 años, y tendría quizá 1 hijo al que enviaría a la guardería para seguir trabajando a la par de ser mamá; y todo eso por supuesto, sucedería en la CDMX, mi ciudad natal.

Sí trabajé en la Universidad, no me gradué con honores, sí entré a las grandes ligas y emprendí, pero me casé mucho antes de lo planeado, tuve 3 hijos (¡2 más de los que dije que iba a tener), no los mandé a la guardería y vivo en una ciudad muchísimo más pequeña de la que me había planteado. ¿Qué salió mal? La verdad es que nada, simplemente llegué a un lugar diferente, y estuvo perfecto; pero no soy la única a la que no le han salido los planes. Si algo nos ha dejado claro la pandemia es que no hay verdadera certeza en nada, mucho menos en los planes; recientemente escuchaba en un podcast sobre 2 mujeres que cambiaron el rumbo que habían elegido, una de ellas era una joven bailarina que dejó de bailar estando en su mejor momento por una grave lesión, cuando dejó atrás su estado depresivo, decidió convertirse en reportera de arte, lo que era su plan B en la preparatoria al tomar un curso de periodismo. La segunda, era un enfermera que amaba su trabajo, pero al enfrentarse al miedo y la muerte que trabajo el COVID, no quiso seguir a cargo de los pacientes, se hizo famosa por las fotografías que decidió tomar y publicar sobre la labor de sus compañeros al frente de la pandemia, para ella, la fotografía era un hobbie que se convirtió en su nueva forma de ingreso. Me encantan estas historias porque siempre he creído que todas las habilidades que aprendemos son como fichitas para jugar; algo que aprendemos en un punto en nuestra vida, nos puede ayudar a decidir cambiar de rumbo con mucha mayor facilidad; así que valdría la pena identificar si pasamos un parte del día incrementándolas, o simplemente vemos a través de las redes sociales el juego de otras personas. En el caso de las dos mujeres que mencioné, esas fichitas que acumularon en algún momento, les permitieron seguir jugando cuando ellas mismas decidieron cambiar de tablero; sin embargo, ambas compartieron que mientras se acordaban de dónde las habían guardado, sufrieron de ansiedad y depresión por no llegar a donde se habían planteado. 

Es cierto que no llegar a donde queríamos no es cualquier cosa, para cada uno de nosotros se siente diferente, porque en ocasiones no llegar a donde uno quería, se puede sentir como un fracaso; probablemente el problema empieza cuando nos proyectamos, es decir cuando a la par de caminar hacia nuestras metas, vamos idealizando la llegada y eso impide cruzar la meta, -de esto hablé en el artículo “La meta es el camino”-; por otro lado, también se suma nuestra inmadurez, sí, porque aún siendo adultos, en ocasiones hacemos rabietas, no nos gusta la frustración que causa que las cosas no salgan como esperábamos, igualito que cuando a un niño se le cae el helado. El asunto es muy simple: no podemos anticipar el futuro por mucho tiempo que pasemos planificando, no lo podemos hacer porque cada elemento con el que nos vamos enfrentando, tiene un impacto en nuestra vida.  Por eso es importante preguntarnos ¿cómo llegué aquí?, porque, responder esta pregunta de tanto en tanto, nos ayuda a hacer conciencia sobre las acciones que tomamos para llegar a donde estamos;  cuestionarnos al respecto, podría hacernos vivir con mayor plenitud el presente sin querer cambiar el pasado, lo que sin duda, tendrá un impacto directo y positivo en nuestro futuro. 

Contrario a analizar el porqué de las cosas, se encuentra el no saber qué pasó, en este sentido, el ejemplo perfecto es el bolero del cubano  Ernesto Duarte Brito: Como fué, su coro entona:

Cómo fue

No sé decirte cómo fue

No sé explicarme qué pasó

Pero de ti me enamoré

¿Cómo que no sabemos cómo fue?, mucho más allá del amor al que se refiere el bolero, en nuestra vida suceden cosas a las que debemos poner atención, estos eventos pueden desviarnos de nuestro objetivo inicial y quizá no nos percatamos en su momento, pero a la larga, nos corresponde interiorizar y detectar qué, cómo o porqué nos alejamos de el camino que nos trazamos. No se trata de vivir en el pasado, pero es importante observar si los pasos que dimos fueron como consecuencia de una serie de decisiones conscientes de nuestra parte, o si por el contrario, simplemente nos fuimos dejando llevar por las vidas o elecciones de otras personas. 

Lo peligroso es vivir en un eterno ¿cómo fue?, eso sí nos impide vivir con plenitud la vida que deseamos tener. 

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