No hay duda que somos producto de los que conspiraron a favor de nosotros. Desde niña me quedó claro que había gente a mi alrededor que me impulsaba a volar, en principio fue mi familia, eventualmente amigos, maestros o colegas. Todos necesitamos ayuda para experimentar nuevos retos, como mi ex maestra, la Dra. María Elena de la Llata, quién me dio la primera oportunidad de hablar ante un auditorio –lo hice terrible–, y quien recientemente, más de 20 años después, no tuvo empacho en guiarme para armar mi protocolo doctoral. Claramente hay personas que entienden que compartir es ganar.
¿Qué no es un co-conspirador? Se oye casi siempre como: “no se puede, no le veo el caso, así no se hace, no lo conozco, nunca se ha hecho...” Todos conocemos gente así, es como si hubieran perdido la fe, o quizá olvidaron tomar la pastillita para soñar. ¡Cuidado porque se contagia!, mucho tiempo a un lado de estas personas nos hará dudar de lo que podemos hacer y de lo que pueden hacer los demás. Hay que tener firmeza para estar cerca sin que nos contaminemos, –como cuando usamos el cubrebocas–. Tener personas a nuestro lado que nos alientan e impulsan puede ser la diferencia entre que tus anhelos se queden el baúl de los deseos o salgan a la luz. Es probable que nos toque analizar si las personas que nos rodean forman esta red de apoyo que todos necesitamos, o sólo “toleran” nuestras ideas viéndonos desde lejos. La cosa es que no basta con tener confianza en uno mismo, o recibir ayuda de los demás, también debemos ser catapultas para los demás.
Ipsita Dasgupta, designada por Apple como gerente nacional de la India para dirigir sus servicios de transmisión App Store, Apple Music, iCloud y Apple TV +, expresó en su discurso para TED que “el universo parece conspirar a favor de las personas convencionales, para los no convencionales, se necesitan los co-conspiradores”. Estos seres pueden no parecer especiales, pero son extraordinarios, son precursores, rompedores de reglas; porque si bien podría ser que ellos no las rompen, deciden fracturarlas creyendo en aquellos que terminan por hacerlas trizas. Con esto en mente, y sin tapujos de destapar mi vena feminista, me atrevo a decir que en especial las mujeres los necesitamos, nos urge tener a más mujeres de nuestro lado y ¡es inminente que apoyemos a más mujeres!; pero también son imprescindibles los co-conspiradores masculinos. No los necesitamos porque requiramos una validación, sino porque están demasiado cerca, son abuelos, padres, esposos, amigos o jefes. En mi vida profesional me he topado con la cruda realidad de tener que demostrar mis habilidades con mucho mayor ahínco que mis pares masculinos, aun cuando mis superiores fueran mujeres; hay un dejo de duda en la capacidad de cambiar el rumbo que tiene una mujer, especialmente si lo que propone termina por desafiar el orden establecido. Sin embargo, también he sido testigo de personas que sin importar su sexo, han creído en mis talentos. Habría que recordar que las mujeres no necesitamos apoyo únicamente en el ámbito laboral, también en el hogar se libran batallas cruciales.
Más allá del género, ¿cómo se es co-conspirador?
- Escuchando lo que otros tengan que decir. Las ideas deben salir de la cabeza antes de materializarse.
- Olvidando nuestros propios prejuicios. Quizá la idea no nos parece factible porque no se nos había ocurrido.
- Alentando con suficiente optimismo. Las personas extremadamente realistas no cambian al mundo.
- Preguntando de nuevo. A veces el impulso sólo se llama interés.
- Detonando. Si está en nuestro poder, ayudemos a que se logre.
Me parece trascendental que nos mantengamos cerca de la gente que decide conspirar a nuestro favor, pero más importante resulta que ayudemos a que otros logren sus metas, no tiene que ser nuestros amigos, basta con admitir que son lo suficientemente valientes.